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FIGURILLA DEL DIOS BES

Egipto

Cerámica

 

Bes, un dios menor grotesco, aunque jovial, era venerado en muchos hogares del antiguo Egipto. En específico, protegía a las mujeres durante el parto, a los recién nacidos y también contra las mordeduras de serpientes. Como se creía que repelía a los espíritus malignos, se convirtió en símbolo de todo lo bueno de la vida y se le relacionaba con la danza, la música, y el placer.

 

Los altares domésticos permitían a los antiguos egipcios interactuar directamente con dioses y diosas benevolentes, a quienes pedían buena fortuna y protección de los peligros de la vida diaria. La gente no asistía a servicios religiosos regulares ni se congregaba para venerar a los dioses.

 

Los templos eran para los dioses, no para los humanos; el acceso a las cámaras interiores estaba reservado para los sacerdotes y el faraón, quienes celebraban rituales diarios. La mayoría del pueblo rara vez entraba al patio exterior del templo, y sólo podía ver la estatua del dios durante las procesiones o festivales.

 

Museo Peabody de Arqueología y Etnología, Universidad de Harvard, 971-37-50/11359

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